La mayoría de nosotros no sabe que está asustado. No es consciente de sus miedos. Y cuando descubrimos aquello que tememos no sabemos qué hacer y huimos de él, desarrollamos una red de evasiones.

El miedo implica un proceso de PENSAMIENTO que versa sobre el “pasado” o el “futuro” y tiene la capacidad de crear tanto dolor como placer. Basta con recordar aquella maravillosa puesta de sol, o esa increíble experiencia sexual para comprobarlo.

Este pensamiento es la respuesta de la memoria acumulada por la experiencia, la tradición, el conocimiento, lo heredado, etc. Son los antecedentes con los que reaccionamos.

Cuando este pensamiento se proyecta psicológicamente en el pasado o en el futuro, entonces produce temor o placer.

El cerebro puede inventar y superar el MIEDO. Pero esto implica controlarlo, reprimirlo, disciplinarlo, lo cual conlleva una fricción, un conflicto, un desgaste de energía causado por la negación. En estas situaciones es cuando me digo..: Debo controlar este miedo, debo superarlo, debo trascenderlo. En lugar de hacerle frente y preguntarme ¿Por qué pienso en el futuro? ¿Por qué pienso en el día de mañana, en el placer o dolor que sucedió ayer? ¿Por qué hago esto en lugar de vivir Hoy, Aquí, Ahora?

Una de las funciones del pensamiento es estar ocupado, porque de otro modo tendríamos que hacerle frente a lo que realmente somos ¿Comprendes? Como el hombre que vive para su Dios, quítaselo y se encontrará perdido. De modo que tu estás ocupado, el pensamiento ocupado… lo cual impide observarte a tí mismo, a lo que realmente eres.

Vemos que el pensamiento genera temor y que tiene que estar ocupado con algo. Quizás una de las razones por la que estemos ocupados con Dios, con las redes sociales, con la reforma social, con esto y aquello sea que por dentro nos asusta sentirnos solos, tememos estar interiormente vacíos.

Para llevar a cabo una transformación radical en este ámbito, la mente humana tiene que experimentar una tremenda mutación; y la transformación no puede tener lugar si existe cualquier clase de temor. Por lo tanto ¿Puede cesar el pensamiento de modo que uno viva plena y tranquilamente?

¿Te has dado cuenta de que cuando se presta total atención, cuando pones toda tu atención en algo, no hay observador y, por lo tanto no hay pensador? Esto es Samadhi. ¿Has visto a un niño absorto en su juego? No estoy hablando de concentración, hablo de escuchar con todo tu ser, con tu mente, tu cerebro, tus nervios, tu energía, tu corazón. Ahora bien, cuando mires un árbol, míralo con total atención. No digas me gusta o no me gusta, no lo compares. Míralo sin la interferencia del pensamiento, lo que significa ausencia de todo espacio entre el observador y lo observado. Cuando prestas total atención, el observador desaparece, y es él el que genera temor, porque el observador es el centro de pensamiento, el censor, el yo, el ego.

Por lo tanto, para librarte del miedo, presta toda tu atención. La próxima vez que el miedo surja en tu mente, no huyas de ello, no intentes cambiarlo, controlarlo, suprimirlo, quédate completa y plenamente con él, con toda tu atención. Entonces verás que, puesto que no hay observador, no hay miedo en absoluto.